

No es un viaje turístico: es un recorrido iniciático que responde a una llamada interior y permite al peregrino “desprenderse del hombre Viejo” para que nazca el hombre nuevo. Como consecuencia de esta transformación, el peregrino, enriquecido con esta experiencia, puede volver al mundo para continuar en él, bajo otras formas, su viaje interior...
No es un viaje turístico: es un recorrido iniciático que responde a una llamada interior y permite al peregrino “desprenderse del hombre Viejo” para que nazca el hombre nuevo. según pasan los días, el peregrino aprende a ponerse en armonía con la naturaleza, se libera de la mente y se abre a la consciencia, dejando progresivamente lugar a la experiencia del alma. El camino de Santiago adquiere entonces su dimensión verdadera y última: la de un laboratorio en cuyo corazón se opera, día a día, una alquimia espiritual que transforma todo el ser. Como consecuencia de esta transformación, el peregrino, enriquecido con esta experiencia, puede volver al mundo para continuar en él, bajo otras formas, su viaje interior...